martes, 20 de febrero de 2007

Ņĩň꿲 ćộŋŋįėʼnžǒş˚˚˚ŗέņǻčęř

Los años pasan más rápido de lo que esperamos, las emociones cambian, reacciones e ilusiones, a pesar de que la vida es la misma: mantiene sus mismos colores, sabores, texturas, matices, aromas... es exactamente la misma que vimos al nacer; claro está que nosotros no somos los mismos, nuestros intereses han cambiado, nuestra perspectiva se ha reemplazado y perdemos poco a poco esa visión que algún día tuvimos de vida.

Hemos perdido nuestra esencia, nuestra inocencia, pureza, nos hemos perdido en una acción que la mayoría llama “vivir” pero que más bien es “sobrevivir” y es que al olvidar disfrutar todas las mixturas que esta vida nos ofrece... no hacemos más que sobrevivir. Sí amigos míos el entorno nos embulló en su mezcolanza absurda, en ese torbellino llamado vida y nos alejó de nuestra naturaleza, de la esencia de la vida: ser felices, luchar por ello, ser felices con las cosas pequeñas y con las cosas magnas, sentir cada brisa, cada suspiro, cada segundo, sentir cada partícula de nuestro cuerpo estremecerse, la perfección que hay en todo... la verdadera perfección, no la utópica: la perfección de la imperfección, y es que los niños viven... en cambio, muchos de nosotros sólo sobreviven.


Todos podemos seguir siendo niños sin dejar de ser adultos... yo lo sigo siendo.



Nunca es tarde para volver a serlo.






Øşύάłđộ Ĉάşŧїłłộ~ĈộЪộş