sábado, 10 de marzo de 2007

Řėqüįēņņ ą ŧű ŗęćưěŗđő


Cuando la cerrazón arrima insensiblemente, la luz cada vez se hace más medrosa, la brisa casi se desvanece: dejando el entorno moribundo, áspero y desvencijado.
Luego que tus labios desvanecieron: esos mismos fríos labios que besaron ... a tantos!, mas nunca se cautivaron; los que con sus diestras astas a más de alguno envenenaron y con sus vanas palabras hasta a los más astutos cautivaron.

Como desee lo que a tantos fingiste amor mío, un beso de tus labios inertes y vacíos, una caricia de tu mano muerta ... de tus dedos fríos, el delirio de escuchar un “te amo” de los tantos que fingiste, sólo tuve tu lánguido cuerpo conocido por muchos antes que yo.
Y es que de pasión nunca supiste amor, ni tu cuerpo raído, ni tu pálido corazón, menos de sentimientos ni lo que es el amor.
Ya estás muerto, bajo esa lápida te dejé: junto a la tierra, fuera de los rayos del sol, de donde tus labios y cuerpo no regresarán, y tu veneno, amor mío, bajo tierra permanecerá.
La ironía de la vida, la sabiduría de la muerte: los gusanos y sanguijuelas serán de ti como nunca lo fue nadie, mas seguirás siendo de muchos como lo fuiste con gusto y tu veneno, amado mío, no seguirá carcomiendo mi respiro.





Øşύάłđộ Ĉάşŧїłłộ~ĈộЪộş

martes, 20 de febrero de 2007

Ņĩň꿲 ćộŋŋįėʼnžǒş˚˚˚ŗέņǻčęř

Los años pasan más rápido de lo que esperamos, las emociones cambian, reacciones e ilusiones, a pesar de que la vida es la misma: mantiene sus mismos colores, sabores, texturas, matices, aromas... es exactamente la misma que vimos al nacer; claro está que nosotros no somos los mismos, nuestros intereses han cambiado, nuestra perspectiva se ha reemplazado y perdemos poco a poco esa visión que algún día tuvimos de vida.

Hemos perdido nuestra esencia, nuestra inocencia, pureza, nos hemos perdido en una acción que la mayoría llama “vivir” pero que más bien es “sobrevivir” y es que al olvidar disfrutar todas las mixturas que esta vida nos ofrece... no hacemos más que sobrevivir. Sí amigos míos el entorno nos embulló en su mezcolanza absurda, en ese torbellino llamado vida y nos alejó de nuestra naturaleza, de la esencia de la vida: ser felices, luchar por ello, ser felices con las cosas pequeñas y con las cosas magnas, sentir cada brisa, cada suspiro, cada segundo, sentir cada partícula de nuestro cuerpo estremecerse, la perfección que hay en todo... la verdadera perfección, no la utópica: la perfección de la imperfección, y es que los niños viven... en cambio, muchos de nosotros sólo sobreviven.


Todos podemos seguir siendo niños sin dejar de ser adultos... yo lo sigo siendo.



Nunca es tarde para volver a serlo.






Øşύάłđộ Ĉάşŧїłłộ~ĈộЪộş